sábado, 20 de agosto de 2011

La música

Tengo una dependencia bastante grave con la música. Es como si todo el tiempo necesitase escucharla. Más allá de la dependencia enfermiza tengo una vínculo bastante copado, me hace sentir bien, me levanta el ánimo y me da ganas de hacer cosas. Y lo más importante es que la música me conecta con los sentimientos que sentía en aquellos momentos en los cuales la escuchaba. Suelo escuchar álbumes o X canciones por un tiempo, 2 o 3 meses generalmente. Y muchas veces me pasa que cada vez que escucho una canción vieja recuerdo como me sentía en esa época o qué problema me acarreaba por más de que la letra o la melodía no tuviesen nada que ver.

Suelo escuchar mucho pop sin sentido. La razón principal es que me gusta y me hace sentir bien. Soy de fijarme mucho en las letras de las canciones por más de que sean ajenas a mi situación. Me encanta interpretarlas a mí manera y con relación a lo que yo vivo. Porque yo creo que para eso está el arte, para expresar y que el otro se sienta identificado o bue que en algunos casos que solamente le guste.

Una canción puede significar la expresión de los sentimientos más profundos de un artista, pero para otra persona puede ser algo superficial y sin sentido. Es una cuestión de cómo cada uno percibimos las cosas. En mi caso las canciones cuyas letras se relacionan demasiado conmigo o que me plantean temáticas que yo mismo aún no pude resolver en mi consciencia me hacen sentir triste. Contento porque alguien sintió lo mismo, pero triste. ¿Y cuál es la idea de escuchar algo que me pone mal? No la hay, por eso decidí escuchar algo que no sea relevante para mí. Obviamente hay casos y casos pero en principio esa sería la teoría.

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